La inflación subirá en los próximos meses por la energía y el alza de los precios de los alimentos
La inflación sólo se ha moderado en marzo, hasta situarse en el 3,3%, por los controles de precios establecidos por el Gobierno, pero volverá a repuntar a corto plazo por el aumento de los costes de la energía y también de los alimentos -en este caso pronosticada por el propio Banco de España-. Los analistas piensan que tras las caídas en los precios del gas y del petróleo va a haber un reposicionamiento general de los países para aumentar sus reservas energéticas de cara al próximo otoño, aumentando la demanda e influyendo de esta manera sobre los costes finales. Por otra parte, apuntan a la importancia de que China se haya incorporado definitivamente a los mercados internacionales después de la pandemia, lo que igualmente va a incrementar las presiones sobre los costes.
En el mismo sentido, es muy posible que los alimentos sigan subiendo si se tiene en cuenta que los agricultores han vendido hasta ahora a precios ya pactados, pero que en cuanto se puedan liberar de esta hipoteca volverán a repercutir los costes de todo tipo -energía o transporte- embalsados hasta la fecha en los precios finales de los productos todo lo que puedan, lo que contribuirá a deteriorar aún más la posición de las familias. De manera que la subida de los alimentos en origen ya está aquí, insisten las fuentes consultadas.
A pesar de la opinión positiva que quiere transmitir el Gobierno sobre la desaceleración de la inflación, asegurando que es la más baja de la Unión Europea, la mayoría de los analistas consultados por OKDIARIO creen que esta postura es una osadía. Por ejemplo, el economista jefe de Cemex, Manuel Balmaseda, opina que «lo que muestra el indicador adelantado publicado ayer por el Instituto Nacional de Estadística es una mala noticia. Significa que los precios siguen subiendo -de hecho un 0,4% en términos mensuales- sobre las alzas impresionantes del año pasado, de manera que no hay motivo alguno para la satisfacción».
Concretamente, los datos del INE muestran cómo desde marzo de 2021 -antes del estallido de la crisis sanitaria- hasta marzo de 2023, los precios han subido en España un 13,5%, por lo que los meses en los que la inflación se modera, lo que realmente implica es que suben menos, pero no que los precios dejen de subir. De hecho, la bajada del mes de marzo no es tal, ya que en términos mensuales los precios han subido un 0,4%.
Balmaseda coincide con Lorenzo Bernaldo de Quirós, presidente de la consultora Freemarket, en que el dato de marzo tiene que ver no sólo con el llamado efecto escalón -que es el resultado de comparar lo que está sucediendo ahora con las subidas escandalosas de precios en estas mismas fechas del año pasado-, sino con los citados controles de precios establecidos por el Gobierno de Sánchez casi en solitario en Europa. «Tanto los topes al gas como la bonificación de los carburantes están teniendo un efecto represor, pero que es básicamente artificial, de manera que ahora que están prácticamente desapareciendo -en el caso de los carburantes- o son innecesarios -como en el caso de la energía, por las intensas caídas en los últimos meses del gas y del petróleo- todo indica a que la inflación general puede repuntar en los próximos meses.
Caso aparte es el de la inflación subyacente, que sigue anclada en marzo en el 7,5%. Este dato es muy relevante porque demuestra que la escalada de los precios se ha trasladado a todos los bienes y servicios de la economía, y que no sólo se trata de la factura energética o de la cesta de la compra. Y eso supondrá un lastre para que la inflación general siga bajando en los próximos meses. «La inflación subyacente, aunque mejora una décima (hasta el 7,5%) se mantiene muy alta (de hecho, más del doble de la general, lo que resulta extraordinariamente atípico). Esto lanza un mensaje negativo, en términos de resistencia a la baja de la cesta general de la compra y de los precios de los servicios», señala Pedro del Pozo, director de inversiones de la Mutualidad de la Abogacía.
Bernaldo de Quirós refuerza esta idea al asegurar que «una inflación subyacente en el 7,5% apunta que las presiones en los precios siguen ancladas, y esto es lo que importa de cara al futuro, lo que indica cuál puede ser el comportamiento a corto y medio plazo, que no es esperanzador». Por otra parte, el analista señala que la inflación subyacente es precisamente la que orienta las decisiones de política monetaria, y aunque en Europa es más baja que en España -de manera insólita- sigue siendo muy elevada-.